viernes, 31 de agosto de 2007

TURISMO SOCIAL 10

La escuela

Jugando al pañuelito nº..

Dentro de su pobreza estaban en este medio tan maravilloso y allí está aún, y digo aún,
porque el gobierno Salvadoreño tiene proyectado hacer una represa la del “Chaparral”,
que devaste la zona, saque de sus chozas a cientos de miles de Salvadoreños a lo largo
de la presa. Destruya sus modos y medios de vida y les quite las tierras que heredaron
de sus antepasados y deberían de ser suyas para siempre.

Conocimos de primera mano esta historia, porque Antonio Confesor Carballo el párroco
de San Antonio del Mosco, fue nuestro amigo y nos ayudó haciendo lo difícil, fácil, las
tres españolas que lo conocimos le guardamos un profundo y admirado cariño, nos
acompañó en muchos momentos, nos hizo sentir de cerca todo lo que allí sucedía, tanto
lo malo, como lo bueno y este hombre, está dedicado en cuerpo y alma a liderar la lucha
contra la presa y a cuidar de su pueblo, tan en cuerpo y alma que recibe amenazas contra
su vida, y como nos dijo el, “puede que la pierda pero no dejaré de luchar para que esa
presa no se lleve a cabo”. Antonio es sacerdote católico, pero también en esta lucha hay
evangélicos, ambas son las religiones que más adeptos tienen en el Salvador, pero os
puedo asegurar que yo, (que no soy practicante de ninguna religión), que por encima de
las creencias de cada cual, existe un objetivo, y es que todos aquellos que conocimos
Lucia, Estela, Blanca, Fidelina, Wilmer, Walter, Jaime, Oscar, Aquileo, Anastasio, Don
Cruz, Sonia, etc. Etc. que viven en una pobreza clasificada de extrema, sigan al menos
en su tierra junto a su río y su paraíso, para que puedan continuar luchando con alguna
oportunidad.

http://www.diariocolatino.com/nacionales/detalles.asp?NewsID=13319
http://argentina.indymedia.org/news/2007/03/501559.php


Antonio Confesor Carballo – Si a la vida, no a la represa

Para llegar a las Cañas y Santa Rosa, el Pickup nos dejó en San Antonio del Mosco. Y
tras dadnos una bienvenida que jamás mientras vivamos olvidaremos, de tan especial
como fue, nos acompañaron en este magnifico espectáculo de montañas, plantas de
hojas enormes. Árboles altísimos y vistas sorprendentes. Pasamos un barranco y

seguimos andando a través de maizales que nos llegaban a la cabeza, ellos, orgullosos
de su tierra y de cuanto nos gustaba, y nosotras embriagadas de tanta naturaleza.


Quizás estéis a tiempo de ver lo que yo vi. El rió Torola, y la flora y fauna que le rodea.
Y quizás también os podáis sentir tan privilegiados como yo de estar allí.


No puedo terminar de hablar de las comunidades, sin decir, que al despedirnos las
lágrimas entrecortadas, tímidas y sinceras, brotaron de nuestros ojos, de los suyos y aún
hoy suspira mi alma por ellos.

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