lunes, 20 de agosto de 2007

TURISMO SOCIAL 5

Hay muchos lugares en la tierra que están sufriendo de igual o peor modo y nos ofrecen
a los turistas, su Maravillosa naturaleza, su lúdica cultura, sus monumentos, su música,
sus Pirámides, su desierto, su fauna salvaje, sus pagodas, su mojito, sus templos, y de
vez en cuando se asoma en nuestro recorrido algún pequeño desnudo y sucio, con una
maravillosa sonrisa que te deja una gran contradicción en el alma y el corazón partio,
habrá quien le haga la foto y habrá quien acelere el paso, o quien de alguna forma
limpie su conciencia diciendo que son felices porque no conocen otra cosa. Sea como
sea y tomemos la actitud que tomemos, es indudable que un pueblo puede ir
desarrollándose cuando se abre al turismo, y de esa forma seamos el tipo de turista que
seamos, estaremos aportando algo a ese desarrollo, aunque crezca siempre muchísimo
mas el rico que el pobre y aunque a veces, el turismo irresponsable fagocite hasta
destruir todo lo que admira.


Yo quise imaginar que me alojaba en casa de esas personas, y vivía sus despertares, sus
crepúsculos, que comía con ellos, observar otra cultura desde un plano más cercano al
habitual Y de la imaginación pase a los hechos, tuve la gran suerte de los privilegiados,
me aportaron tanto, me abrieron horizontes, me despertaron, llore, soñé, rei con ellos.
Bailamos y cantamos, sentí que me quisieron y quise, y me volví con la gran
satisfacción de haberme sentido por un tiempo, una Salvadoreña, una indígena lenca,
unirme a ellos en su ventura y desventura. Y con el deseo de seguidles en sus pasos y
que ellos sigan los míos. Tenían en las comunidades tanto y tan poco, que con poco
esfuerzo se conseguía tanto y luego te parecía tan poco.

Quisiera con lo expuesto que os imaginéis un poco lo que viví, pero ahora esta crónica
tiene otro objetivo y es presentaros LAS BELLEZAS DE EL SALVADOR.

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